A las mujeres les encanta que las acaricien, y más aún en la intimidad, ya sea en los preliminares o en la preparación para la penetración. A menudo olvidada por muchos hombres, la digitación es una importante fuente de placer, si no la mejor para muchas mujeres. Sin embargo, incluso con la mayor disposición por parte de tu chico, realizar un buen toque vaginal requiere algunos requisitos previos. ¿Cómo se consigue un buen tacto vulvar? ¿En qué posición se encuentra el dedo? ¿Cuáles son las trampas que hay que evitar?
Tocar la vulva: un arte desconocido para muchos
Meter los dedos en una vagina es sobre todo un arte. Sin embargo, numerosas encuestas y testimonios sexuales de mujeres muestran lo poco que los hombres conocen este arte y lo poco que lo practican. Pocas mujeres declaran haber tenido un toque vulvar durante su vida sexual. Sin embargo, es una práctica muy apreciada por esta mitad de la humanidad, sobre todo porque muchos admiten sentir más placer durante un toque vulvar que durante la propia penetración. Lo más sorprendente es que muchas mujeres sienten más placer durante las caricias manuales (siempre que estén bien ejecutadas, claro) que durante el cunnilingus. Por lo tanto, el tacto vulvar es para las mujeres una experiencia que hay que vivir absolutamente, y para los hombres una habilidad y un arte que hay que adquirir y dominar a toda costa.
La posición perfecta para que te toquen la vulva
Como hemos mencionado anteriormente, el toque vulvar es un arte, y la práctica de este arte es sobre todo la elección de una posición propicia para esta actividad sexual tan placentera. Para empezar, no hay que olvidar que cada persona tiene un cuerpo diferente y experimenta las sensaciones de una manera particular. Sin embargo, una posición puede multiplicar por diez el placer del roce vulvar, facilitando la consecución del orgasmo, el máximo placer sexual. Para empezar, deja que tu amante se siente en la cama, con la espalda apoyada en la pared, de la forma más cómoda posible.
Luego siéntate entre sus piernas, con tu espalda contra su pecho. Deja que deslice su mano en tu jardín secreto mientras te abraza con firmeza. Esta posición tiene la ventaja de ofrecer una gran proximidad física, lo que permite que tu amante sienta y se adapte a cada una de tus sacudidas y gemidos. Además, el hecho de no poder verse las caras solo hace que las cosas sean más emocionantes. Podrás disfrutar de las caricias más placenteras en esta posición durante bastante tiempo hasta la explosión orgásmica.
Sin embargo, recuerde que, en lo que respecta al sexo, nada es inamovible y todo cambia en función de cada persona. Considere la posibilidad de adaptar la posición y la técnica según sus deseos y necesidades. No dude en variar las posturas para no caer en una rutina peligrosa que inevitablemente reduciría el placer que se siente.
Así que, señoras, ¡no se priven! Pide a tus amantes que te hagan un dedo y enséñales cómo se hace.